Tras una salida didáctica al Cementerio de Recoleta, los y las estudiantes de 4to 4ta realizaron un trabajo de escritura creativa en Lengua y Literatura. La propuesta consistió en seleccionar algunas de las personalidades que visitaron en la recorrida y escribir un diario íntimo como si fuesen el "fantasma" de esa persona.
Profesora responsable: Eugenia Rey.
Ana Ramírez.
Diario de Eva Perón.
Estoy aquí, después de muchos años de haber muerto, tengo la oportunidad de ver en que se ha convertido el hermoso país al que pertenecí y pertenezco, hasta que mi alma se esfume y llegue a su final.
Siempre luché para que las mujeres pudieran darse a sí mismas el valor que merecen, eso que siempre nos han sacado. Luché, para que nuestros gritos sean escuchados, y nuestras palabras se tomasen en cuenta. Hoy, después de cada segundo de lucha, puedo ver como dio resultado todo el trabajo que hicimos todas las mujeres de nuestro pueblo, con honor, para llevar adelante nuestros derechos, y en alto la grandeza de la mujer.
Hoy, mi nombre y el de todas esas mujeres que me acompañaron, están en la cumbre del orgullo patriótico de todas las mujeres que hoy en día, siguen luchando. Ellas llevan nuestro espíritu a todas partes, pero lo más importante, es que nuestras almas y todo lo que representamos alguna vez, se encuentra en sus corazones.
Luchar por nuestros derechos, lastimosamente se convirtió en una de nuestras obligaciones para defender a nuestro género del patriarcado que siempre formó y forma parte de casi todo el mundo. No deberíamos estar haciendo esto, no deberíamos estar preocupándonos por ser juzgadas por disfrutar de nuestras vidas, por querer sobresalir sin impedimentos, por ser juzgadas superficialmente, cuando nuestra intelectualidad siempre es cuestionada por no “alcanzar” lo considerable para tomar en cuenta nuestras ideas u opiniones para el machismo.
Por esto y más, por todo lo que luchamos y tenemos que seguir haciéndolo, mujeres de mi tierra, les pido que sigamos gritando juntas, para vencer todo aquello que nos limita.
Lucero Chua y Lautaro Alderete.
Diario de Elisa Brown.
30 de Diciembre de 1827 Pasaron tres días desde que estoy acá, o eso creo. Los días no tienen nombre, el tiempo ya no se cuenta, es como una eternidad. No hay principio ni fin. Es todo lúgubre y oscuro, se escuchan alaridos y llantos, creo que estoy empezando a perder la noción de quién soy. Hoy me arrepiento de mi acto fallido de volver a encontrarme con vos, Francisco. Creí que si mi cuerpo moría, mi alma iría a reencontrarse con la tuya; pero no fue así. El lugar al que fuiste es mejor, allí van los que mueren con dignidad. Acá es todo frío, acá se respira angustia; este es el lugar en donde nos quedamos los que decidimos terminar a la fuerza nuestra existencia. Sentí que sin vos ya no podía continuar, solo deseaba volver a estar en tus brazos una vez más; pero ahora sé que ya no voy a volver a verte ni tenerte nunca más. A pesar de haberme sentenciado a tal castigo, aún guardo la esperanza de que algún día volveremos a encontrarnos.
10 de enero de 1828 Observo la noche sin fin, no hay estrellas para mí.. Escucho las voces de los otros pero no los veo, no se puede interactuar con nadie, solo me queda escribir. No puedo descansar, no dejo de pensarte. Quisiera tenerte conmigo y es mi sueño más grande. Ahora me queda tu recuerdo en lo más profundo de mi pecho. Me siento sola y triste, la angustia aumenta cada día. No hay nada que pueda calmar el dolor de tu partida. Quizás nunca leas esto, y aunque parece una carta no lo es. Lamentablemente solo va a quedar como entrada de mi “diario.” Me digo a mi misma que no tengo que ser pesimista, pero el optimismo ya no es lo mío. Aunque a veces trato de tener esperanza de algún día volver a verte… 15 de enero de 1828 La tristeza se ha convertido en mi más fiel compañera; me invade el dolor de la soledad. Sé que quizás merezco todo esto, el sentirme así. Pero la vida sobre la tierra o en mi hogar no hubiera sido mejor. No encuentro solución en esto. Me siento mal, me he convertido en una auténtica alma en pena que no hace más que vagar. Intento gritar tu nombre por si me escuchás, pero es en vano. Te llamo y no recibo respuesta. Simplemente no estás (ya lo sabía). Trato de distraerme con recuerdos: me gusta pensar en tu voz, tu rostro, la forma en la que me mirabas. Esos momentos en los que era tuya y solo teníamos un mundo para los dos. Ay, de mí. Francisco: siento un dolor en el pecho al pronunciar tu nombre. Todo lo que tenga que ver con vos me duele. Te amo tanto que decidí terminar con vida, porque ya no tenía sentido si no estabas vos. Tal vez deba olvidarte, arrancarte de mi pecho para siempre y aceptar que nunca vas a volver. Quizás fuimos y solo debimos ser eso. Pero me duele mucho el intentar borrarte, porque ya sos parte de mí. No, no puedo hacer eso; tu recuerdo es a lo único que me aferro para no perder la cordura. Ya vamos a reencontrarnos, aún mantengo la corazonada de que así será. Por siempre tuya: Elisa.
Alan Doreto.
Diario de Eva Perón.
Hoy en día, desde otro lugar, veo a las mujeres luchar por sus derechos y me encanta, me fascina el haber luchado en mis tiempos. Ahora que puedo verlas sé que no fue en vano. Verlas luchar por la despenalización del aborto, contra el machismo, los femicidios, por la igualdad. Es lo mejor que hacen, defenderse. Defenderse de un mundo hecho para los hombres, que quieren hacernos creer que nosotras, las mujeres, somos menos. Somos iguales, somos personas.
Me gustaría volver a la vida para luchar junto a ellas, ayudarlas a conseguir sus objetivos.