En un bosque, en algún lugar de los picos orientales de los Cárpatos, un hombre estaba una noche de invierno, observando y escuchando, como si esperara que alguna bestia apareciera al alcance de su mirada y de su rifle. Pero la presa por la que se mantenía atento, no era un animal para cazar por deporte o hambre; Ulrich von Gradwitz esperaba con paciencia al gran Dios del bosque. El Dios más querido por todos los animales, incluso, de los que ya habían muerto. Estos le demostraban su amor cantando una canción, conformada por los sonidos que producían; los pájaros silbaban, los lobos y coyotes aullaban, y así entre todos formaban una bella canción por más ausentes que parecieran. Pero, ¿por qué Ulrich estaba esperando al Dios? ¿Por qué querría lastimar o matar a alguien con tanto poder y tan admirado por el bosque?
Una semana atrás, Estefanía, la única hija de Ulrich, había salido al bosque a buscar pájaros para llevárselos a su casa y domesticarlos. Había encontrado un pájaro hermoso, con muchas plumas blancas, algunas azules y con ojos negros bien grandes, lo había atrapado y llevado a su casa. Sus padres le dieron el permiso para dejarlo en la casa sin problema alguno. Al día siguiente, Estefanía decidió volver al bosque. Esta vez llevaba el rifle del padre, y ya que coleccionaba animales muertos, mató a uno de los animales. El Dios protegía a los animales y no quería la presencia de ninguna persona en el bosque por si llegase a matar a alguno.
Al ver a Estefanía matar a uno de sus pájaros, el Dios la asesinó de inmediato logrando que los árboles la sostuvieran mientras que todos los pájaros la comían viva.
Venganza. Ulrich quería asesinar a quien había asesinado a su hija. Después de la espera, el Dios apareció y escuchó un llamado de atrás suyo, mientras se dio vuelta:
-¡Ey, vos!- le gritó Ulrich
-¿Y vos quién sos? Todos los humanos tienen prohibido el ingreso al bosque ¡y más con un rifle!- le respondió el Dios con mucho enojo.
-Soy el padre de la niña que asesinaste y ¡ahora yo vengo a asesinarte!
-Estás loco, tu hija mató a uno de mis más preciados pájaros, merecía la muerte ¡y más!- le dijo el Dios a Ulrich
-Mirá lo que estás diciendo, mejor no digas nada, lo único que quiero de vos es verte muerto- relató Ulrich un poco antes de disparar al gran Dios del bosque.
Al disparar, de a poco, el cuerpo del Dios se fue desvaneciendo, se escapó y los animales huyeron, el bosque quedó vacío, tan vacío como se sentía Ulrich después de haber perdido a su hija.
Cada 22 de Enero, Ulrich von Gradwitz visitaba el bosque y mataba algún animal, esperando que el Dios apareciera para finalmente asesinarlo, por venganza de la muerte de Estefanía.