Una mañana como todos los días Blaquier se levantó temprano, se hizo su desayuno y partió hacia su trabajo. Se tomaba todos los días un taxi para ir. Paró uno, se subió y dijo: -Hasta las oficinas de administración Ledesma por favor. -¿Vos sos Pedro Blaquier?- dijo el chofer -Sí, ¿cómo sabes?- contestó Blaquier asombrado. -¿No te acordás de mí? Soy yo, Ricardo Darín. Éramos socios hasta que me cagaste, te quedaste con toda la guita y me dejaste afuera del negocio. -Ah sí, me acuerdo de vos. Pero yo ya te había dicho que no te cagué, vos te saliste del negocio cuando estábamos en quiebra. -¿Y por qué estábamos en quiebra? -Fue por el aumento de los impuestos. No podíamos pagar nada con las pocas ganancias que teníamos. -¡No gil!, mentiroso, ladrón. Te robaste toda la guita.
Discutieron la mitad del camino hasta que Blaquier se hartó de la situación y cambio de tema. -¿Cómo está tu familia? -Me separé- contestó. -Uh, perdón. -No pasa nada, ahora estoy conociendo a una secretaria que trabaja en una empresa, no recuerdo el nombre, pero bueno. Sé que está a punto de conseguir un ascenso. -Ah, bien entonces. -Bueno, acá llegamos, son 150 mangos.
-Tomá, quedate con el cambio. Fue un gusto saber que estás bien a pesar de nuestro pasado.
Blaquier se bajó del taxi y entró a su trabajo. Cuando llegó a su oficina su secretaria, María, le dijo: -Un hombre de Terrabusi llamó hace unos minutos diciendo que lo veas en el bar Quimbombó a las 21 hs. -Dale, gracias. Si me pasara algo, sé que podría confiar en vos para que te hicieras cargo de la empresa hasta que vuelva. -No diga eso, señor. ¿Qué haría yo sin usted a cargo de toda la empresa? -Serías una muy buena sucesora, creo yo. Cuando terminó su jornada de trabajo, Blaquier partió hacia el Bar. Al llegar, se encontró con que estaba cerrado. Miró su reloj y vio que eran las 22:15 hs. Se dirigió hacia la parte de atrás y vio si estaba abierta la puerta trasera. -Es imposible que vea a la persona de Terrabusi así. Aquí dice claramente que está cerrado. Seguro fue un error de María. Mejor me voy de acá, es tarde y está haciendo frío. Casi llegando a su auto, vio que una persona con una máscara, estaba sentada sobre él. Le gritó que salga de ahí o llamaba a la policía. La persona sacó un arma y le disparó 5 tiros dejándolo casi inmóvil en el piso. Con sus últimas fuerzas le preguntó: -¿Por qué hacés esto? ¿Quién sos?
-Soy yo, María, tu secretaria. Mejor dicho, la jefa de Ledesma. No te preocupes, tu empresa va a estar bien en mis manos. ¡Por fin yo seré quien dará las órdenes! Disfrutá tus últimos minutos de vida “jefe”. Entre su agonía y su gran pérdida de sangre del pecho; con sus últimos esfuerzos, logró ver que María se fue hacia un auto, en el que pudo ver a un cómplice del asesinato, era su antiguo socio, Ricardo Darín.