No se sabe bien de la muerte de Luis Ángel Firpo, el Toro de las Pampas, uno de los mejores boxeadores de la historia. Lo que sí se puede confirmar es que en su última pelea, en la que todos habían apostado por él, su oponente lo golpeó lo suficientemente fuerte en la mandíbula que logró sacarlo del ring y, así, vencerlo. Luego de perder la pelea y quedar inconsciente en el suelo, lo llevaron de urgencia al hospital.
Estuvo internado tres meses en coma hasta que falleció. Lo que no se pudo comprobar fue si murió naturalmente o lo mataron.
La familia del boxeador sostiene hasta el día de hoy que murió por un paro cardíaco. Los hijos decidieron no mostrar su cuerpo para que no haya escándalo o morbo -eso dijeron-. Pero otras versiones que se cuentan, son que no mostraron el cuerpo porque tenía cinco puñaladas; que lo asesinaron por perder la pelea, porque muchos habían apostado grandes fortunas, hasta sus casas, por la victoria del Toro de las Pampas en aquella pelea. Los supuestos asesinos serían personas de dinero, adictas a las apuestas, que quedaron en la ruina, con deudas millonarias, debido a su derrota. Esa sería la verdadera razón por la cual lo apuñalaron.
Hoy en día, años después, sigue siendo un misterio. Los restos del padre del boxeo argentino están en una bóveda en Recoleta, que es visitada muy seguido tanto por boxeadores amateur que recién comienzan, como por profesionales internacionales.